martes, 3 de mayo de 2016

CS2016 — Etapa 4 (Camino de Melide)



¡Hola peregrin@s!

Esta noche os escribimos desde Melide, la capital del pulpo, ya en la provincia de La Coruña, adonde hemos llegado tras una larga y calurosa etapa de 28 kilómetros y justo cinco años después de llegar aquí por primera vez. Entonces fue también otro 3 de mayo, pero de 2011 y siguiendo un recorrido distinto: el del Camino Francés. A partir de este lugar, ya coinciden los Caminos Primitivo y Francés hasta Santiago.

Hoy sí que hemos pasado calor de verdad, sobre todo por la tarde, y ya llevamos los dedos de los pies repletos de tiritas. La etapa se nos ha acabado haciendo muy larga, nos falló el sitio que llevábamos pensado para comer y, al final, acabamos haciéndolo casi dos horas después del plan previsto.

Bueno, no me enrollo más y ahí va el relato de la etapa de hoy.

Empieza la etapa

La mañana empezó en nuestro coqueto albergue de San Román. La habitación ya la habíamos pagado ayer y los hospitaleros, que no llegan hasta el mediodía, dejaron la cocina preparada para que todos los peregrinos nos pudiésemos preparar el desayuno al gusto, en plan selfservice.

Hoy me he puesto por la mañana la tercera tirita en los dedos de los pies y la ampolla de Juanma sigue engordando... La jornada se presenta larga y con mucho sol...

Así las cosas, a las nueve y cuarto arrancamos la etapa del día. Casi 28 kilómetros que nos llevarán hasta Melide, con cambio de provincia incluido.

Poco a poco todos los peregrinos vamos saliendo del albergue. Hay dos itinerarios posibles que se unen unos kilómetros más adelante en el pueblo de Ponte Ferreira. Nosotros elegimos la variante llamada "calzada romana", que es algo más corta y que, pese a su nombre, no pasa por ninguna calzada romana.

El trío de peregrinos rusos elige la otra variante y ya no los volveremos a ver en todo el Camino. El resto de peregrinos eligen, en su mayor parte, nuestro itinerario y los iremos viendo de forma intermitente a lo largo de la etapa.

Mañana bucólica

Los kilómetros de la mañana discurren por un sinfín de verdes prados y pequeñas aldeas. A la hora de caminata, en uno de estos prados vivimos una simpática anécdota al grabar a un grupo de vacas. De repente, un ternero se asustó y provocó una pequeña estampida... jajaja... cómo corrían las condenadas...



Estos idílicos primeros kilómetros nos llevaron hasta el bonito enclave de Ponte Ferreira, precioso lugar con un pequeño puente de aspecto romano y en el que se unen las dos alternativas de Camino que comentaba antes.

Aquí nos dan las once de la mañana y ya nos encontramos en el kilómetro 7 de la etapa. En este lugar había bastantes peregrinos a los que se incorporó un importante grupo de vacas que llegaron en comitiva escoltadas por varios aldeanos. El panorama no podía ser más bucólico.



San Xurxo de Augas Santas

Continúa el paseo por el arcén de la carretera provincial, junto a bosques de eucaliptos, pinares y algún que otro árbol autóctono, atravesando pequeñas aldeas o pasando junto a ellas.

Prácticamente al mediodía alcanzamos el kilómetro 11 de etapa, la aldea de San Xurxo de Augas Santas (o sea, San Jorge de Aguas Santas), y justo en la entrada de la población hay un merendero con una fuente y una estatua del Apóstol. Un lugar muy bonito en medio de la vegetación. Y una buena ocasión para beber y refrescarnos con agua muy muy fresca.



Abandonamos la provincia de Lugo...

Tras San Xurxo hay una bajada inicial para, a continuación, comenzar la larga subida que nos llevará a la provincia de La Coruña. Por el medio los lugares de As Seixas, Casacamiño y Hospital de As Seixas, todos ellos de la parroquia de Merlán, en el concello de Palas de Rei; la capital de este último ya la visitamos en el Camino Francés de 2011.

Tras detenernos un momento junto a la iglesia románica de San Salvador, en Merlán, poco antes de la una de la tarde llegamos a la aldea de As Seixas, en plena ascensión hasta el límite provincial, en el kilómetro 13 de etapa. Aquí hay un bar donde podríamos haber comido, pero como nos pareció pronto, decidimos esperar hasta Casacamiño, casi 2 kilómetros más adelante, donde hay otro bar.

A la salida de As Seixas nos topamos con un simpático burro al que ofrecí una flor amarilla... El pollino no dudó en acercarse y comérsela... Qué mirada tan humana la del lindo borrico. Creo que aquí surgió una pequeña historia de amor...

El calor empieza a hacerse más patente... Continúa la ascensión por un camino que cada vez presenta menos vegetación. Media hora después del pueblo anterior, a las 13.20 h alcanzamos la casa rural de Casacamiño (km 15 de la etapa), donde pensábamos comer, pero lo único que podemos hacer es sellar las credenciales (por primera vez hoy) ya que es el día de descanso del personal. Está cerrada para todo lo demás. Nuestro gozo en un pozo ya que el siguiente bar está nada menos que diez kilómetros más adelante, a solo cinco de Melide.

Seguimos ascendiendo y, tras atravesar el último indicio de vida humana de la provincia de Lugo, una pequeña aldea perdida en medio de la nada llamada Hospital de As Seixas, con un curioso mojón arcoíris, enfilamos una zona ventosa completamente deshabitada de matojos y monte bajo en medio de la sierra del Careón. En su punto más alto, en la cota 700 metros, cruzamos el límite provincial y nos internamos en la provincia de La Coruña. Son las dos de la tarde. Estamos en el kilómetro 17 de la etapa.



...Y entramos en la provincia de La Coruña

Tras entrar en la provincia de La Coruña, el Camino se empina... pero ahora hacia abajo. El sol aprieta, los pies ya van doloridos y ni mucho menos resulta relajante la bajada por la abrasante pista asfaltada ya que los pies están para pocas bromas.

Todavía nos queda hora y media de recorrido hasta el bar donde pensamos comer hoy, en el kilómetro 22 de la etapa. El fuerte descenso nos permite divisar en la lontananza la meta de la etapa de hoy, Melide. Pero todavía queda mucho para ganársela.

La bajada atraviesa una pequeña aldea, Vilouriz, en el kilómetro 19 (dos y media de la tarde), para la que hay que tomar una congostra que nos da una pequeña tregua de tanta pista asfaltada. En esta aldea destaca la iglesia de Santiago y algún bonito hórreo. La verdad es que en estos momentos no estábamos para apreciar mucho el paisaje.

El almuerzo de hoy

Tras regresar de nuevo a nuestro querido asfalto, ¡por fin!, casi a las tres y media de la tarde llegamos al pueblo de Irago de Arriba, donde el bar Carburo se convierte en nuestra auténtica tabla de salvación. Desde aquí restan cinco kilómetros para concluir la etapa.

Sudados, acalorados, cansados... nos acomodamos en la terracita exterior del bar para tomarnos unos refrescos y disfrutar de unos platos combinados que nos supieron a gloria. En el interior del bar el ambiente era aún más caluroso ya que había una humareda (por el tabaco) impresionante, con gente dándole al juego. Vicio, puro vicio jejeje...

Por cierto, que incluso desde la terraza del bar seguíamos viendo vacas y más vacas. Hoy ha sido la etapa de las vacas... También vimos conductores de máquinas agrícolas que pararon a comer a nuestro bar, tras realizar complicadas maniobras para aparcarlas. Seguimos en la Galicia profunda...

Os hemos puesto un vídeo corto de nuestra llegada a la terraza del bar donde pueden apreciarse las caras que traemos...



Con mucho calor, llegamos a Melide

Pasadas las cuatro de la tarde retomamos la marcha y media hora más tarde estábamos cruzando el río Furelos, el que riega estas tierras. Aún nos quedaba alrededor de una larga e interminable hora hasta comenzar a hacer la entrada en la población de Melide. Incluso tuvimos ocasión de apreciar cómo un ave rapaz estaba devorando algún bicho que acababa de cazar en medio de un sembrado.

Con muchísimo calor a las 17.40 horas cruzamos la zona céntrica de Melide, donde sellamos hasta en tres lugares diferentes: en el albergue de peregrinos (a la entrada del pueblo), en la iglesia y en el museo. La otra vez que estuvimos por aquí, hace cinco años, tuvimos muchísimos problemas para estampar un sello: hoy, en un momento, han caído tres.

Finalmente, a las seis de la tarde entramos y nos registramos en nuestro céntrico hotel melidense. Curiosamente, en el mismo hotel vemos alguna mochila que nos resulta familiar: uno de los peregrinos alemanes que coincidieron con nosotros en el albergue está alojado también aquí. Aunque no lo hemos visto desde que salimos desde San Román. Prácticamente, desde Ponte Ferreira no hemos visto peregrinos hasta llegar aquí. Eso sí, en Melide hemos visto hoy más peregrinos que en todo lo que llevamos de semana; no hay que olvidar que aquí coinciden los Caminos Francés y Primitivo.

En el hotel nos hemos llevado la agradable sorpresa de que tiene ascensor aunque, eso sí, lo debieron de diseñar los enanitos de Blancanieves. No os imagináis lo que es meterse en el ascensor con las mochilas. En el vídeo del hotel os hemos puesto una pequeña escena al respecto.



Pulpo en Casa Ezequiel y noche de Champions

Como os podéis imaginar, tras una dura jornada como esta, se agradece un buen rato de descanso con ducha. Eso es lo que hemos hecho al llegar a nuestra habitación. Respetando escrupulosamente los turnos establecidos, nos hemos ido duchando y echando unas reparadoras siestecitas hasta alrededor de las ocho de la tarde.

Después de esa hora, nos hemos acercado a Casa Ezequiel, como la otra vez que estuvimos por aquí, a meternos un buen pulpo con Ribeiro. Esta noche hay jornada de Champions y preferimos cenar primero y ver el partido después, ya más relajado.

El lugar elegido para ver el Bayern-Atlético fue otro bar cercano. Aunque el Atleti perdió por 2-1, ese resultado le sirvió para clasificarse. A través de los whatsapps hemos estado intercambiando mensajes futboleros con nuestros amigos atléticos que se quedaron en Madrid, entre ellos el peregrino Toñín.

A ritmo de pelotazos de whisky, celebramos la clasificación atlética aunque, a decir verdad, los pelotazos hubieran caído igual si lo hubieran eliminado... Tras una dura jornada como la de hoy, creo que nos los hemos ganado. Y después del partido, hora de recogerse. A las once, ya de nuevo en el hotel porque hoy hay sueño.

La etapa de mañana

Y para contrarrestar la larga etapa de hoy, mañana la más corta, una etapa llana de solo 14 kilómetros hasta Arzúa, la capital del queso, adonde previsiblemente llegaremos para la hora de comer. Habrá que tener cuidado de nuevo con el calor y ver cómo evolucionan nuestros maltrechos pies. Ahora... ¡a descansar! Mañana os lo contamos.

¡Buen Camino!

Videomontaje fotográfico de la etapa
(música de John Barry "BSO Midnight cowboy")



 
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1 comentario:

Juanma dijo...

Nos llevamos un auténtico "mazazo" al llegar a la casa rural de Casacamiño (un sitio muy nuevo con un aspecto impoluto) y comprobar que no podiamos comer cuando llevábamos un hambre de lobos.
Especialmente acertada la definición del ascensor del hotel (ni el tetris está tan ajustado para poder subir con las mochilas).