domingo, 1 de mayo de 2016

CS2016 — Etapa 2 (Camino de Lugo)



¡Hola peregrin@s!

Esta noche os escribimos desde Lugo, lugar de finalización de esta segunda etapa del Camino Primitivo 2017. Acabamos de llegar hace un momento a nuestro hostal después de darnos un paseo por la ciudad y tapear por su casco histórico.

Hoy nos hemos metido para el cuerpo la etapa reina: al final, con más de 31 kilómetros ya que hemos dado algún que otro rodeo y la etapa se nos ha acabado haciendo un poco larga. Por fin hemos visto hoy a los primeros peregrinos a lo largo del Camino.

El día ha estado bastante soleado pero con aire frío. Traemos los brazos rojos como cangrejos y eso que nos hemos dado un poco de crema. Ahí va el relato de la jornada...

Comienzo de la etapa

Para afrontar la primera etapa decidimos madrugar media hora más con intención de salir a andar a las ocho y media... El día amanece muy soleado pero con temperatura bastante fresca. Hacemos recuento de lesiones antes de darnos los mejunjes y parece que Juanma está fabricando su primera ampolla del Camino... en un dedo del pie. Yo tengo alguna que otra rozadura, pero sin más importancia.

Hoy es el día de nuestra llegada a Lugo... la etapa reina de 31 km. Así que no hay mejor ocasión de ponernos nuestras camisetas del CD Lugo, las del pulpo, que sin duda causarán sensación y nos servirán para homenajear a estas generosas tierras.

A las ocho de la mañana bajamos a la cafetería de nuestro hotel de Cádavo para desayunar. Y la media hora de más que ganamos madrugando la perdemos en la dichosa cafetería esperando a que nos atiendan. Nos juntamos ahí varios grupos de peregrinos esperando a que los encargados de la cafetería de nuestro hotel aparezcan... Lo hicieron tarde, así que al final nos ponemos en marcha... pero a la misma hora de siempre... A las nueve en punto.


Tras pasar por delante del ayuntamiento de Baleira, poco a poco vamos dejando atrás el pueblo, observando a lo lejos el Campo de la Matanza que cruzamos ayer. Hoy tenemos por delante casi 31 kilómetros, la mayoría de ellos llanos tras una subida y posterior bajada al principio de la etapa.

El primer repecho del día es el alto de Vaqueriza, a los dos kilómetros de etapa, que se alcanza por pistas vecinales.

A partir de aquí entramos en un agradable descenso por pistas forestales en medio del monte. A lo lejos, en el llano, puede divisarse la ciudad de Lugo. Hoy sí que nos vamos encontrando con algún que otro peregrino, la mayoría extranjeros, como siempre.

Cuando estamos a punto de concluir este precioso tramo de descensos por el monte arribamos a la Capilla del Carmen, antesala del cercano pueblo de Vilabade, donde nos espera un distinguido monumento. Esta capilla se halla en un paraje pintoresco, con una fuente de agua fresca y un merendero. Estamos en el kilómetro 5 de la etapa y son las diez y cuarto de la mañana.

Visita a la "Catedral"

Tras salir a la carretera, un kilómetro más adelante llegamos a la población de Vilabade, ya en el municipio de Castroverde, donde nos espera una de las joyas artísticas del día: la denominada Catedral de Castroverde, o sea, la iglesia de Santa María de Vilabade.

Se trata de una iglesia gótica del siglo XV declarada monumento nacional en 1979. En su interior conserva un conjunto escultórico del siglo XVII. Cuando entramos había una guía turística que nos selló las credenciales y que nos contó un poquito de la historia de este monumento singular situado en un lugar tan escondido.

Juanma aprovechó esta parada para colocarse mejor la tirita que llevaba en un dedo del pie, perfumando el acceso a la iglesia.

Parada en Castroverde

Apenas un par de kilómetros más adelante, ya casi en el kilómetro 9 de la etapa, entramos en la capital del municipio, la localidad de Castroverde. Son las once y media de la mañana. Lamentablemente, no podemos sellar las credenciales en el albergue por estar cerrado.

La etapa de hoy se caracteriza por atravesar muchas pequeñas aldeas pero sin presencia de bares o tiendas salvo algunas máquinas expendedoras. Así las cosas, aprovechamos para comprarnos en Castroverde, el pueblo intermedio más grande de hoy, unos bocadillos en un súper (que nos comeremos más tarde) tras tomarnos unos cafés con pastelitos en una pastelería del pueblo. Por cierto, que, como comentaba antes, las camisetas del Lugo recogían muestras de simpatía... En esta ocasión, entre las dependientas de la pastelería...

En el pueblo de Castroverde destaca la Iglesia de Santiago y, junto a ella, una curiosa fuente de agua en la que aparecen unos niños con un paraguas: la Fonte dos nenos. Justo al mediodía, reanudamos la marcha no sin antes dejaros, a continuación, el primer vídeo con algunos momentos de lo que llevamos recorrido de la etapa de hoy.




Rodeo para visitar una joya prerrománica

Las siguientes dos horas de recorrido transcurrieron entre prados y congostras (así se llaman los caminos gallegos para carros de labranza) atravesando pequeñas aldeas como San Miguel do Camiño, Souto de Torres (con un bonito cruceiro) o Vilar de Cas, y cruzando pequeños regatos de agua, alguno de ellos afluente del Miño.

Precisamente, tras la última de las aldeas citadas, Vilar de Cas, surge la posibilidad de dar un rodeo de 800 metros, incorporándose de nuevo al Camino más adelante, para visitar una preciosa iglesia prerrománica situada en la aldea de Soutomerille.

Dicho y hecho. Decidimos dar ese rodeo para acercarnos a la Iglesia de San Salvador, en Soutomerille, joya prerrománica del siglo XII, restaurada durante el barroco. El lugar es precioso, casi escondido entre la vegetación. Lástima que la impresión que da es de casi un completo abandono. En este momento son las dos menos cuarto de la tarde y nos encontramos en el ecuador de la etapa.



El almuerzo de hoy

Tras la visita a San Salvador, retomamos el Camino ya pensando en encontrar un lugar para el almuerzo. La aldea de Gondar, en el kilómetro 18, parece el lugar apropiado, pues cuenta con máquina expendedora de productos alimenticios. Llegamos aquí a las dos y cuarto de la tarde, pero vemos que la máquina expendedora no funciona... ¡Vaya!

Buscamos un pequeño banco de piedra cercano, junto a una casa, y nos sentamos como buenamente pudimos para comernos los bocatas que habíamos comprado en Castroverde. Cuando llevábamos un buen rato, un aldeano se nos acerca y nos dice que tan solo unos metros más adelante había un merendero instalado por la Xunta de Galicia que contaba con agua, máquinas expendedoras, lavadero, horno microondas, mesa, sillas... Y nosotros malcomiendo en un bancucho de piedra con toda clase de incomodidades...

Así que nos levantamos, avanzamos solo unos metros y nos acomodamos en el merendero. ¡Menudo lugar! Casi parecía la cocina de mi casa. Completamente equipado y con instrucciones en varios idiomas... De este modo, con algo de guasa y, por fin, con bebidas de la máquina, terminamos de comernos los bocatas...




Otro rodeo... pero este sin querer

Para un peregrino, no hay nada mejor que una buena cuesta para bajar la comida. Eso es justo lo que hicimos después de comer: ascender una pequeña loma siguiendo la conocida como Cuesta Francesa por el arcén de la carretera hasta una vieja cantera que hay justo después de la población de Gondar.

Y luego una bajada por caminos vecinales hacia la cercana aldea de Bascuas, fatalmente indicada... nos acabamos perdiendo, dando un rodeo innecesario hasta recuperar el Camino más adelante. En fin, otro kilómetro extra para la mochila. Al menos en la parroquia del pueblo pudimos sellar la credencial con uno de esos sellos de autoservicio que no pasará a la historia precisamente por ser de los más bonitos del Camino.

En seguida retornamos a la carretera y, poco después, a otra congostra junto al rego do Muiño que cruzamos para alcanzar una de las últimas aldeas de esta larguísima etapa: As Casas da Viña. Son ya las cuatro y media de la tarde y estamos en el kilómetro 24. Nos quedan poco más de seis.



Poco a poco vamos sintiendo más cercana la presencia de la ciudad de Lugo. El sol sigue castigándonos aunque el aire es fresco. A menos de cinco kilómetros de Lugo cruzamos la autovía de Madrid por un paso elevado. La ciudad comienza a divisarse a lo lejos. La etapa se nos está haciendo ya muy larga.

Desde la autovía el recorrido es en descenso primero, por los barrios periféricos de la ciudad, para luego ascender hasta el casco viejo, dentro de la muralla, donde se encuentra nuestro hostal.

Por fin en Lugo

Tras mucho sufrimiento en forma de cansancio, sobre todo por estos últimos kilómetros, por fin, casi a las seis de la tarde, cruzamos la muralla de Lugo. Justo detrás de ella se encuentra nuestro hostal, el mismo del año pasado cuando regresamos a Madrid desde aquí.

De nuevo el protagonismo de nuestras camisetas lucenses... —¡Olé esas camisetas y Buen Camino!, —nos decían algunos lugareños según pasábamos junto a ellos mientras les devolvíamos una sonrisa de complicidad.

En seguida alcanzamos nuestro hostal y, junto a él, varias animadas terrazas daban buena cuenta de lo animado de la solariega —que no calurosa— tarde.




Paseo por la ciudad

Ya en nuestro hostal, si el año pasado nos permitieron acomodarnos en una habitación individual para cada uno con vistas a la muralla, en esta ocasión nos han asignado una habitación doble situada justo encima de la entrada, en la fachada principal, con vistas a la calle con terrazas. Tampoco está nada mal.

Tras dejar nuestras cosas, hacer las llamadas de rigor, asearnos y descansar un rato, a eso de las ocho y media de la tarde salimos a dar un paseo con intención de quedarnos a cenar en el casco viejo. Paseamos —a ritmo tortuguero porque ya no dábamos para mucho más por hoy— por la zona del ayuntamiento y de la catedral, aunque dejamos la visita a esta última para mañana por la mañana.

A las nueve de la noche nos metimos en algunos bares típicos del casco para tomarnos unas buenas birras y cenar de tapeo y raciones. Como siempre, todo estaba buenísimo, más aún si cabe tras una larga etapa como la de hoy. Y a las diez y media de la noche, a recogerse de nuevo en el hostal.



La etapa de mañana

Y ahora ya estamos pensando en la etapa de mañana en la que cruzaremos el río Miño para recorrer una etapa corta, de casi 20 kilómetros hasta la pequeñísima localidad lucense de San Román de Retorta, con un perfil ligeramente ascendente.

Y mañana pernoctaremos en un albergue... sí, de los de toda la vida, aunque hemos reservado una habitación para nosotros solos... se trata de la única habitación independiente del albergue ya que el resto de peregrinos duermen hacinados en literas.

Pero, ya sabéis... eso, os lo contaremos... ¡mañana!

¡Buen Camino!

Videomontaje fotográfico de la etapa
(música de Taylor Swift "Wildest dreams")



1 comentario:

Juanma dijo...

La etapa se hizo tremendamente dura y la subida final hasta el nivel de la muralla fue la guinda del pastel. Por otra parte, tal y como cuenta Miguel, las camisetas "del pulpo" causaron impresión en muchos viandantes con los que nos cruzamos.
Muy buena la definición del ritmo de paseo que tuvimos por la tarde, era verdaderamente "tortuguero".