miércoles, 29 de abril de 2009

CS2009 — Etapa 5 (Camino de Mansilla de las Mulas)




¡Hola peregrin@s! Os volvemos a escribir desde La alberguería del Camino, nuestro precioso alojamiento con encanto de hoy, en la villa medieval de Mansilla de las Mulas, adonde hemos llegado esta tarde justo a la hora de comer. Hace un rato os dejamos un pequeño mensaje en el blog y ahora me toca hacer la descripción más amplia de lo que ha sido esta etapa absolutamente llana de 19 km.


Empieza el día...

Como recordaréis, ayer rompí sin querer los prismáticos de la dueña de nuestro hotel en El Burgo Ranero. Como era tarde, no le dije nada. Le he estado dando vueltas al tema esta noche y finalmente decidí que lo mejor es dar la cara y apechugar con lo que toque. Así que, tras levantarnos a la hora habitual y desayunar en el hostal, cojo lo que queda de los prismáticos y se los enseño a la dueña, que estaba junto a su marido atendiendo la barra de la cafetería. ¿Os imagináis su reacción? Pues más o menos me dijo esto, con voz tierna: No pasa nada, no tiene ninguna importancia... Pobrecito, y seguro que eres capaz de no haber pasado buena noche por esta tontería. Por si fuera poco, su marido, que estaba al lado, saca unos prismáticos (iguales a los rotos) de un cajón, y me dice: Pero si, además, tenemos más. ¡No valen nada!

La verdad es que sentí un alivio tremendo y me cambió por completo la cara. Ahora sí estaba dispuesto a afrontar la etapa de hoy. Nos despedimos Los 4 peregrinos de Teófilo y Julita en la puerta de su hostal e iniciamos la marcha de la etapa de hoy.


Otra etapa casi sin referencias

Hoy tenemos una etapa que parece un calco de las anteriores: 19 kilómetros llanos con un único pueblo intermedio, Reliegos, a solo 13 del comienzo. De nuevo nos topamos con una mañana fresca, más bien fría, con bastante nubosidad pero que no parece que vaya a ir a mayores. El Camino deja El Burgo Ranero rodeando la laguna del pueblo, donde no hemos visto ni oído ninguna rana. No sé si fruto de la euforia de la forma en que se resolvió el tema de los prismáticos, el caso es que me atreví a iniciar la etapa con manga corta. Pero el día no estaba para excesos de este tipo y no tardé ni un cuarto de hora en volverme a poner la sudadera, que es una constante en nuestra vestimenta de estos días.

El Camino discurre por pistas asfaltadas muy próximas a la carretera y el paisaje es bastante monótono, únicamente animado por la presencia de árboles y de alguna que otra zona de descanso. Este año notamos menos peregrinos que otras veces y muchos de ellos van en bici. La verdad es que el Camino por estos lares se presta a ello, porque es muy llano y casi se confunde con la carretera.

La única manera de matar el tiempo es entretenerse con cualquier cosa, ya sea el divisar algún pájaro raro o el ver quién pica con lo de la rima del cinco, etc.


Descanso en Reliegos

El caso es que así las cosas prácticamente no pasó nada más que recorrer llanura y más llanura hasta que a la una de la tarde, más o menos, llegamos a Reliegos, única escala de hoy. Es el típico pueblo perdido al que parece que nunca terminas de llegar. En uno de sus bares, aprovechamos la ocasión para avituallarnos un poco. Este tramo sin pueblos se nos hizo algo pesado: era el tramo más largo de cuantos nos quedaban, al menos por este año.

Desde Reliegos ya se divisa, al final de una larga recta, el pueblo de Mansilla de las Mulas y eso nos animó, sobre todo a Laura, para tirar del grupo casi a ritmo marcial. En poco más de una hora, antes de las tres de la tarde, ya estábamos entrando en Mansilla.


Llegada a nuestro hotel "con encanto"

Eran prácticamente las tres de la tarde cuando entramos en La alberguería del Camino, y lo primero que hicimos fue registrarnos y pasar al restaurante para comer. Nos dio tiempo de filmar algunas imágenes de la biblioteca y de nuestras habitaciones: Laura y yo os las enseñamos en el vídeo que os ponemos dos párrafos más abajo. El hotel no tiene más que cuatro habitaciones y todas ellas sin número; sólo se identifican por el color de su decoración interior: las nuestras son la azul y la roja. Las camas tienen dosel y mosquitero... ¡Menuda chulada de sitio!

El hotel es muy acogedor, de ambiente medieval, con numerosos tapices y un patio interior precioso, que visitamos por la tarde. En el propio hotel sellamos nuestras credenciales. La comida también estuvo bastante bien y el ambiente del comedor en nada desentona con el resto del edificio.







De visita por la ciudad

Tras una placentera siesta, ligeramente enturbiada por unos niños bastante pesados que estaban jugando a la pelota en la calle, a las siete de la tarde nos reunimos Los 4 peregrinos en el pequeño hall del hotel. Antes de salir afuera, realizamos una visita al patio interior del hotel –que en verano utilizan como terraza– y desde donde se ve la iglesia cercana.

Después nos hemos dado un paseo por este bonito pueblo medieval, donde vale la pena ver sus murallas, que rodean por completo el pueblo, con sus cubos (torres) y puertas medievales. Cerca de Mansilla hay varios monasterios que seguro que son dignos de visitar... para quien tenga los pies más descansados, jeje...

Pasamos la tarde recorriendo el pueblo, subiéndonos al único cubo visitable de la muralla, conociendo alguna cosa más de este desconocido pueblo, como, por ejemplo, que son muy típicos el bacalao al estilo mancillés y los tomates de por aquí. Y haciendo fotos; alguna, como la del crucero, repitiéndola una infinidad de veces por culpa de los dichosos contraluces. A las nueve bajamos al comedor de nuestro hotel para cenar el menú del peregrino por 6 euros (sopa castellana, sartén –literal– de huevos rotos y postre casero), donde coincidimos con los peregrinos franceses (que llevábamos varios días sin ver, pero que no están alojados en este hotel). Y hasta hubo tiempo para tomar unos pelotacillos en un local cercano y dejaros luego un mensaje en el blog.


Y mañana, León

Pues así ha transcurrido la etapa de hoy. Las incomodidades del Camino se olvidaron rápidamente con la llegada a esta hermosa villa y a este encantador hotel. Mañana llegamos a la capital de la provincia, León, donde nos espera otra etapa corta (20 km) y una de las poquitas cuestas destacables que tendremos este año. Y, por supuesto, el Barrio Húmedo de León... ¿Por qué le llamarán así? Hummm... ¡Buen Camino!


Videomontaje fotográfico de la etapa
(música de Era "Ameno")





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Otras entradas del blog relacionadas con esta etapa:

Crónica desde Mansilla de las Mulas

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