jueves, 30 de abril de 2009

CS2009 — Etapa 6 (Camino de León)




¡Hola peregrin@s! En estos momentos estamos a punto de irnos a dormir, es casi medianoche y os escribo desde nuestro pequeño hostal del casco antiguo de León, a menos de 100 metros de la Catedral. Venimos de visitar el Barrio Húmedo de León y... hoy sí... tras varios días tonteando con la lluvia, hoy nos ha tocado estrenar los ponchos. Fijaros en el de Toñín, que es diseño de "última tendencia" y se lo regalamos el año pasado por su cumple. También hoy nos hemos encontrado con la primera cuesta seria del año, que ha causado algún que otro estrago. Bueno, la etapa ha sido más o menos así...


Comienza el día con estreno de ponchos

Ayer por la tarde ya había unos buenos nubarrones en el cielo, pero como eso es algo que nos ha sucedido todas las tardes, no le dimos mayor importancia. Sin embargo, esta mañana el día ha amanecido completamente lluvioso y gris. Hoy no nos libramos de ponernos los ponchos. Tras desayunar en nuestro hotel de Mansilla, pasadas las nueve de la mañana iniciamos la etapa ya con los ponchos puestos. La salida de Mansilla se lleva a cabo atravesando un viejo puente de piedra sobre el río Esla, desde el que se domina una preciosa estampa de las murallas.

Pero el puente del día lo íbamos a ver unos kilómetros más adelante. Por lo pronto, como parece casi una norma de este año, la etapa de hoy tiene más kilómetros que ayer y menos que mañana. Son 20 kilómetros, llanos en su primera mitad, y con una respetable cuesta en la parte final del recorrido, detrás de la cual nos espera la ciudad de León. La falta de costumbre, últimamente, de llevar los ponchos nos animó (a pesar de lo incómodos que son) a tararear nuestra sintonía del Camino, casi olvidada este año... Y no sería la única vez de hoy...




El Puente de Villarente

En los primeros kilómetros de etapa, el Camino se pega a la carretera nacional y discurre por un largo corredor de servicios, gasolineras, hoteles y naves industriales. El ruido del tráfico cada vez es más molesto y hay momentos en que casi nos jugamos el pellejo porque el arcén es mínimo. La primera población de hoy, Villamoros, a 4 km de Mansilla, la cruzamos en un santiamén. Es el típico pueblo de carretera que pasa casi desapercibido, y más teniendo en cuenta lo que llovía entonces.

Y sólo 2 kilómetros después llegamos al pueblo de Puente de Villarente, donde destaca su curioso puente curvo sobre el río Porma. Es peligroso de recorrer por el intenso tráfico que soporta, pero resulta bonito visto tanto desde arriba como desde abajo. Justo donde termina el puente había una cafetería con abundante bollería y no pudimos resistir la tentación de tomarnos algo calentito con algunos pasteles. A este desayuno invité yo y a los pelotazos de ayer invitó Toñín, en compensación por nuestras cremitas de orujo. Para que el Fondo no sufra tanto... (Eso sí, en el Barrio Húmedo de León, esta noche, creo que volverá a haber alguna discrepancia, jeje...).


La cuesta del año empieza en Arcahueja

A las once y media de la mañana termina nuestro segundo desayuno del día y reanudamos la marcha. Ahora parece que ha dejado de llover, aunque el día sigue muy nublado. Solamente la peregrina Laura continúa con el poncho, los demás nos lo quitamos en este momento. En el siguiente pueblo, Arcahueja, 5 km después de Villarente, surgen las primeras rampas de lo que nos espera. Un poco antes habíamos abandonado la carretera nacional para seguir por una solitaria pista de tierra. Conforme ascendemos por la pista vemos, abajo, la autovía cercana que va a León y, enfrente, un curioso restaurante medieval, que imita la forma de unas pallozas. Arcahueja nos recibe con una hermosa fuente de piedra que señalaba 307 km hasta Santiago.

Este pueblo está dispuesto a lo largo de la cuesta. En el albergue de peregrinos sellamos nuestra credencial y proseguimos la marcha. El siguiente pueblo (y último antes de León) nos lo encontramos 2 kilómetros después: Valdelafuente, que se rodea y no se llega a entrar en él. La cuesta cada vez es más pronunciada pero a partir de este último pueblo, la cosa se pone verdaderamente horrible.


Vemos un lejano repetidor donde suponemos que estará el final del Alto del Portillo, que así se llama este cuestón, pero no parece que se llegue nunca. En algún momento el Camino sale de nuevo a la carretera general para volver otra vez a "nuestra cuesta". La última parte de la subida es "brutal" (podéis verlo en el perfil de la etapa) pero el premio lo tenemos cuando, por fin, vemos la ciudad de León a nuestros pies.

La bajada de la cuesta es larga y pronunciada, y tienes que extremar el cuidado para no torcerte un tobillo o que te fallen las agotadas piernas. Me sé de algun@ que no disfrutó precisamente ni con la subida ni con la bajada... Bueno, al menos nos lo tomamos con humor nuevamente, con la sintonía de El hombre y la tierra...




Llegada a León

A las dos y media de la tarde, sin lluvia, pero con ambiente fresco y nuboso, entramos en León. Aún nos quedaba media hora larga hasta que alcanzamos nuestro hostal, en pleno centro de la ciudad, luego de cruzar el puente sobre el río Torío y de pasar junto a un hermoso crucero. Unas señales metálicas, en forma de conchas de vieira, pegadas en el suelo, nos indicaban el Camino.

Pasamos junto a las murallas y, poco antes de llegar a nuestro hostal (junto a la Catedral), llegamos a un albergue de peregrinos, donde sellamos otra vez las credenciales. Como había que subir escaleras, Laura nos esperó abajo, llevándonos los demás su credencial para estampar el sello. ¡Ah, qué pocas recompensas nos da el Fondo a estos actos de generosidad...!


Comida y fotos

A las tres y pico entramos en nuestro hostal. Como era bastante tarde y no habíamos comido, dejamos las cosas en las habitaciones y fuimos a buscar algún sitio donde comer. Tras dar muchas vueltas, no tuvimos mucha suerte en la elección, entre otras cosas porque casi todos los sitios estaban cerrados o a punto de cerrar, así que entramos en un restaurante moderno de comidas rápidas que no estaba demasiado bien. De postre me pedí una de las peores torrijas que he probado nunca...

Tampoco salió mejor la cosa cuando me acerqué a una relojería cercana para que me cambiasen la pila y, tras media hora de espera, me dicen que no tienen pila como la que usa mi reloj. Así que, hasta Madrid, sin hora (salvo la del móvil). Con todo esto, se nos hizo tarde y, a pesar de estar bastante machacados, decidimos hacer una visita por la ciudad (para verla de día) y dejar la habitual siesta para después.

Tuvimos ocasión de entrar en la Catedral (donde nos encontramos con la mayor de las peregrinas alemanas que vimos estos días) y en San Isidoro y de ver otros monumentos de la ciudad, como el Palacio de los Guzmanes o la Casa de Botines, de Gaudí. Para mañana dejamos el Parador Hostal de San Marcos.


Minisiesta y... ¡al Barrio Húmedo!

A las siete de la tarde finalizamos nuestra visita diurna de la ciudad y nos fuimos al hostal a reposar un poco los pies, que llevaban en movimiento, entre unas cosas y otras, más de diez horas. Nos concedimos hora y media de siesta para, a las ocho y media, visitar el Barrio Húmedo y cenar de raciones, como cada vez que llegamos a una ciudad grande. Nuestras habitaciones eran contiguas y estaban al nivel de la calle: vamos, que si queríamos, podíamos salir por la ventana y acercarnos a la Catedral, que está a un minuto andando. Parece que algún inquilino de los pisos superiores del hostal se lo debía de estar pasando en grande... Me recordó, sobremanera, nuestra noche en el casco viejo de Logroño del año pasado... Imaginaros por qué...

Tras un mínimo (y más que agradecido) descanso, a las ocho y media nos ponemos en marcha hacia el Barrio Húmedo. Toñín conoce bien estas tierras porque su madre es de Boñar (el pueblo leonés de los nicanores, cerca de aquí) y ejerce de anfitrión. Así que, con el asesoramiento de Barro Man, humedecimos nuestros estómagos con deliciosos caldos de la tierra aderezados por unas variadas y riquísimas raciones. Como estamos en víspera de fiesta (mañana es 1 de mayo), la zona está animadísima. La noche concluyó con una copita en un pub próximo, justo después de hacer la foto de la derecha, tarea nada fácil, porque la Catedral apenas si cabía en la imagen, había poquísima luz y, por si fuera poco, tuvimos que buscar a alguien (un chico que pasaba por allí) que tuviera un buen pulso para ayudarnos a sostener la cámara en el momento del flash.


Mañana, el Páramo

Y esto es lo que ha dado de sí el día de hoy. Hemos acabado más molidos que otras veces pero, aun así, el botiquín está trabajando relativamente poco este año porque las etapas son llanas y cortas y no hace calor. A partir de mañana se anuncia un tiempo más seco y caluroso. Y además, no hay que olvidar que estamos en la comarca del Páramo leonés... Ya solo nos quedan dos etapas por este año. La de mañana tiene 22 kilómetros hasta el pequeño pueblo de Villadangos del Páramo, con muchas escalas intermedias. Ya os contaré cómo nos va. ¡Buen Camino!


Videomontaje fotográfico de la etapa
(música de Bob Dylan "Knocking on heaven's door")

miércoles, 29 de abril de 2009

CS2009 — Etapa 5 (Camino de Mansilla de las Mulas)




¡Hola peregrin@s! Os volvemos a escribir desde La alberguería del Camino, nuestro precioso alojamiento con encanto de hoy, en la villa medieval de Mansilla de las Mulas, adonde hemos llegado esta tarde justo a la hora de comer. Hace un rato os dejamos un pequeño mensaje en el blog y ahora me toca hacer la descripción más amplia de lo que ha sido esta etapa absolutamente llana de 19 km.


Empieza el día...

Como recordaréis, ayer rompí sin querer los prismáticos de la dueña de nuestro hotel en El Burgo Ranero. Como era tarde, no le dije nada. Le he estado dando vueltas al tema esta noche y finalmente decidí que lo mejor es dar la cara y apechugar con lo que toque. Así que, tras levantarnos a la hora habitual y desayunar en el hostal, cojo lo que queda de los prismáticos y se los enseño a la dueña, que estaba junto a su marido atendiendo la barra de la cafetería. ¿Os imagináis su reacción? Pues más o menos me dijo esto, con voz tierna: No pasa nada, no tiene ninguna importancia... Pobrecito, y seguro que eres capaz de no haber pasado buena noche por esta tontería. Por si fuera poco, su marido, que estaba al lado, saca unos prismáticos (iguales a los rotos) de un cajón, y me dice: Pero si, además, tenemos más. ¡No valen nada!

La verdad es que sentí un alivio tremendo y me cambió por completo la cara. Ahora sí estaba dispuesto a afrontar la etapa de hoy. Nos despedimos Los 4 peregrinos de Teófilo y Julita en la puerta de su hostal e iniciamos la marcha de la etapa de hoy.


Otra etapa casi sin referencias

Hoy tenemos una etapa que parece un calco de las anteriores: 19 kilómetros llanos con un único pueblo intermedio, Reliegos, a solo 13 del comienzo. De nuevo nos topamos con una mañana fresca, más bien fría, con bastante nubosidad pero que no parece que vaya a ir a mayores. El Camino deja El Burgo Ranero rodeando la laguna del pueblo, donde no hemos visto ni oído ninguna rana. No sé si fruto de la euforia de la forma en que se resolvió el tema de los prismáticos, el caso es que me atreví a iniciar la etapa con manga corta. Pero el día no estaba para excesos de este tipo y no tardé ni un cuarto de hora en volverme a poner la sudadera, que es una constante en nuestra vestimenta de estos días.

El Camino discurre por pistas asfaltadas muy próximas a la carretera y el paisaje es bastante monótono, únicamente animado por la presencia de árboles y de alguna que otra zona de descanso. Este año notamos menos peregrinos que otras veces y muchos de ellos van en bici. La verdad es que el Camino por estos lares se presta a ello, porque es muy llano y casi se confunde con la carretera.

La única manera de matar el tiempo es entretenerse con cualquier cosa, ya sea el divisar algún pájaro raro o el ver quién pica con lo de la rima del cinco, etc.


Descanso en Reliegos

El caso es que así las cosas prácticamente no pasó nada más que recorrer llanura y más llanura hasta que a la una de la tarde, más o menos, llegamos a Reliegos, única escala de hoy. Es el típico pueblo perdido al que parece que nunca terminas de llegar. En uno de sus bares, aprovechamos la ocasión para avituallarnos un poco. Este tramo sin pueblos se nos hizo algo pesado: era el tramo más largo de cuantos nos quedaban, al menos por este año.

Desde Reliegos ya se divisa, al final de una larga recta, el pueblo de Mansilla de las Mulas y eso nos animó, sobre todo a Laura, para tirar del grupo casi a ritmo marcial. En poco más de una hora, antes de las tres de la tarde, ya estábamos entrando en Mansilla.


Llegada a nuestro hotel "con encanto"

Eran prácticamente las tres de la tarde cuando entramos en La alberguería del Camino, y lo primero que hicimos fue registrarnos y pasar al restaurante para comer. Nos dio tiempo de filmar algunas imágenes de la biblioteca y de nuestras habitaciones: Laura y yo os las enseñamos en el vídeo que os ponemos dos párrafos más abajo. El hotel no tiene más que cuatro habitaciones y todas ellas sin número; sólo se identifican por el color de su decoración interior: las nuestras son la azul y la roja. Las camas tienen dosel y mosquitero... ¡Menuda chulada de sitio!

El hotel es muy acogedor, de ambiente medieval, con numerosos tapices y un patio interior precioso, que visitamos por la tarde. En el propio hotel sellamos nuestras credenciales. La comida también estuvo bastante bien y el ambiente del comedor en nada desentona con el resto del edificio.







De visita por la ciudad

Tras una placentera siesta, ligeramente enturbiada por unos niños bastante pesados que estaban jugando a la pelota en la calle, a las siete de la tarde nos reunimos Los 4 peregrinos en el pequeño hall del hotel. Antes de salir afuera, realizamos una visita al patio interior del hotel –que en verano utilizan como terraza– y desde donde se ve la iglesia cercana.

Después nos hemos dado un paseo por este bonito pueblo medieval, donde vale la pena ver sus murallas, que rodean por completo el pueblo, con sus cubos (torres) y puertas medievales. Cerca de Mansilla hay varios monasterios que seguro que son dignos de visitar... para quien tenga los pies más descansados, jeje...

Pasamos la tarde recorriendo el pueblo, subiéndonos al único cubo visitable de la muralla, conociendo alguna cosa más de este desconocido pueblo, como, por ejemplo, que son muy típicos el bacalao al estilo mancillés y los tomates de por aquí. Y haciendo fotos; alguna, como la del crucero, repitiéndola una infinidad de veces por culpa de los dichosos contraluces. A las nueve bajamos al comedor de nuestro hotel para cenar el menú del peregrino por 6 euros (sopa castellana, sartén –literal– de huevos rotos y postre casero), donde coincidimos con los peregrinos franceses (que llevábamos varios días sin ver, pero que no están alojados en este hotel). Y hasta hubo tiempo para tomar unos pelotacillos en un local cercano y dejaros luego un mensaje en el blog.


Y mañana, León

Pues así ha transcurrido la etapa de hoy. Las incomodidades del Camino se olvidaron rápidamente con la llegada a esta hermosa villa y a este encantador hotel. Mañana llegamos a la capital de la provincia, León, donde nos espera otra etapa corta (20 km) y una de las poquitas cuestas destacables que tendremos este año. Y, por supuesto, el Barrio Húmedo de León... ¿Por qué le llamarán así? Hummm... ¡Buen Camino!


Videomontaje fotográfico de la etapa
(música de Era "Ameno")





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Otras entradas del blog relacionadas con esta etapa:

Crónica desde Mansilla de las Mulas

Crónica desde Mansilla de las Mulas



¡Hola peregrinos!

Esta noche os escribimos desde la preciosa localidad medieval leonesa de Mansilla de las Mulas. Estamos alojados en una alberguería de tinte también medieval que está fenomenal.

Seguimos con el tiempo muy frío y ventoso que nos dificulta nuestra marcha matutina. Ayer estuvimos en la "villa de las ranas", o sea, El Burgo Ranero, un pequeño pueblo leonés, tranquilo y muy acogedor. Tras salir de Sahagún por el puente medieval (foto), llegamos a El Burgo Ranero y nos alojamos en el hostal "El Peregrino", regentado por Teófilo y Julita, que nos atendieron de forma encantadora (ya os contaré yo cuando haga el relato de ese día, porque tuve un pequeño "problemilla" que ellos supieron resolver con la mejor de las disposiciones).

Hoy hemos tenido una etapa con un tramo inicial de 13 km interminables hasta el único pueblo intermedio, Reliegos, al que parecía que nunca terminábamos de llegar. Desde allí, una recta de 6 kilómetros nos trajo hasta Mansilla.

Mañana llegamos a León, después a Villadangos del Páramo y el sábado a Astorga, desde donde regresaremos el domingo a Madrid.


martes, 28 de abril de 2009

CS2009 — Etapa 4 (Camino de El Burgo Ranero)




¡Hola peregrin@s! Bienvenidos al pequeño pueblo leonés de El Burgo Ranero, la villa de las ranas. Aunque, por cierto, no hemos visto ninguna... ¿se las habrán comido las cigüeñas? Hoy hemos concluido la segunda de las etapas cortas de este año: solamente 18 kilómetros, bastante llanos... y monótonos. De nuevo hemos llegado a tiempo para comer aquí y todo parecía tranquilo hasta que la he pifiado por la noche... Si seguís leyendo, sabréis por qué...


El Puente del Canto

El día empezó sin mayor novedad... Nos levantamos un poquito antes de las ocho, hoy no ha habido problemas con ningún reloj, y tampoco hay que destacar ampollas ni nada parecido... Solamente Laura y Juanma tienen algún pequeño problemilla en forma de rozaduras, pero sin mayor importancia. Nuestros mejunjes parece que siguen funcionando.

El día amaneció como los anteriores: frío y soleado, con alguna nube. Tras desayunar en nuestro hostal de Sahagún enfilamos la salida del pueblo por el Puente del Canto, sobre el río Cea. Aquí había un camión aparcado que nos estropeó un poco la perspectiva para las fotos. De todos modos, pudimos hacernos alguna foto de grupo desde la orilla del río, donde también había un bonito crucero.






Bercianos

Hoy es otra de esas etapas sin apenas pueblos intermedios. El camino discurre solitario, únicamente acompañado por algún que otro árbol que la Junta de Castilla y León ha plantado para dar sombra al peregrino. A los tres kilómetros de etapa se pasa cerca del pueblo de Calzada de Coto, donde surge una ruta alternativa. Nosotros continuamos por el camino principal, de modo que no llegamos a entrar en este pueblo.

El camino es completamente llano y sigue una pista asfaltada de escasa circulación. Justo al mediodía, tras 10 kilómetros de etapa, alcanzamos el único pueblo intermedio de la jornada, Bercianos del Real Camino, donde cabe destacar tan solo la ermita de Nuestra Señora de los Perales, a la entrada del mismo. Hoy nos hemos encontrado con varios rebaños de ovejas y el primero de ellos ha sido precisamente en este pueblo.

En Bercianos nos recomendaron el mesón Rivero para tomar algo. A la entrada del pueblo, un viejecillo nos llegó a asegurar que era el sitio donde mejor y más barato se comía en todo el Camino. No creo que fuera para tanto, pero aprovechamos para pedir alguna ración y echarnos unos cafés calentitos. También nos sellaron las credenciales en este lugar.



Llegada a El Burgo Ranero

Los ocho kilómetros restantes hasta El Burgo Ranero apenas si tuvieron historia. Advertimos la presencia de algún tonto que se ha dedicado a embadurnar todas las señales del Camino con pintadas en favor del País Leonés. Viendo el resultado obtenido, me parece que le ha hecho un flaco favor a la causa.

Hemos hecho la entrada en el pueblo a las dos y media de la tarde. A la peregrina Laura me temo que le ha resultado un poco larga la etapa, al igual que estos últimos días... ¡y eso que este año las etapas son mucho más cortas y llanas que en los años anteriores! Teníamos reservado un pequeño hostal (El Peregrino) frente al albergue de peregrinos. En realidad, se trata de un bar-restaurante familiar donde alquilan habitaciones en el piso superior, dentro de la propia vivienda familiar. Los dueños, Teófilo y Julita, son gente muy campechana y encantadora. Una vez que nos acomodamos en las habitaciones, nos sirvieron unos deliciosos menús caseros.

En el alojamiento coincidimos con varios peregrinos italianos. En el albergue que hay frente al hostal sellamos las credenciales y vimos a la mayor de las peregrinas alemanas. Ahora sospecho que no iban juntas y que la joven debe de haber dado por concluido su tramo de Camino por este año.





Paseo por el pueblo

Por la tarde nos encontramos nuevamente con mucho tiempo libre. Tras las cremitas de orujo de rigor y la posterior siestecita, dimos un paseo por este pequeño pueblo que se recorre en un santiamén. A las afueras del mismo hay una pequeña laguna (por la zona hay varias) donde suele haber aves acuáticas y supongo que ranas y algún que otro bicho similar.

Lo que más se ve por estos lares son cigüeñas. También había varios rebaños de ovejas por aquí.

La verdad es que la única zona del pueblo que parece tener alguna animación es donde estamos alojados, ya que cuenta con el albergue de peregrinos y con un par de hostales-restaurantes. Precisamente en el que hay al lado del nuestro aprovechamos para tomarnos unas cervecitas mientras televisaban el partido del Barça de la Champions (contra el Chelsea, un clásico de nuestras tardes de Camino).


Cena y "desastre"...

La segunda parte del partido de fútbol coincidió con la cena, que también la hicimos en nuestro hostal. Pasando olímpicamente de la carta, Julita nos preguntó directamente qué nos apetecía tomar: como ya empezamos a estar un poco cebados con tantas buenas comidas, nos preparó una sopa calentita y algo ligero porque así se lo pedimos. Por cierto, que la decoración del comedor del hostal es muy bonita y refleja algunos de los monumentos más característicos del Camino leonés.

Y tras la cena, mi pequeño desastre de hoy. Nos pedimos varios pelotazos con intención de subirlos a la sala de estar del piso de arriba, junto a nuestras habitaciones, donde también hay una biblioteca con ordenador, televisor y objetos personales de los dueños. Antes de echar el primer sorbo a mi copa, al coger unos prismáticos de visión nocturna que tenían allí, se me resbalaron de la mano y se partieron en dos. ¡Menudo disgusto que tengo por esto! Son más de las once de la noche. ¿Qué hago? ¿Se lo digo mañana a la dueña y se los pago o me hago el sueco y que piense que ha podido ser cualquier peregrino de los muchos que pasan por aquí? Me temo que lo consultaré con la almohada. En cualquier caso, me he quedado empanado a raíz de esto porque, diez minutos después, se me ha caído también el móvil al suelo y se me ha descuajaringado... Menos mal que este sí que lo he podido arreglar... En cualquier caso, todos se alejan de mí, por si acaso...


Y mañana...

Bueno, pues con el tema de los prismáticos ya casi me da lo mismo la etapa de mañana, que nos lleva hasta la villa medieval de Mansilla de las Mulas, donde tenemos reservado un precioso hotel con encanto. Ahora mismo mi preocupación es otra... Mañana conoceréis el final de la historia... ¡Buen Camino!


Videomontaje fotográfico de la etapa

lunes, 27 de abril de 2009

CS2009 — Etapa 3 (Camino de Sahagún)




¡Hola peregrin@s! Hoy también os hemos dejado otro mensajito muy corto, como adelanto de lo que ha sido la etapa de hoy: la primera de una serie de cuatro etapas cortas, de menos de 20 km cada una. La de hoy, la más cortita de este año: solamente 16 km, prácticamente llanos. Pocas veces a lo largo del Camino tenemos ocasión de comer y cenar en la misma población y hoy ha sido una de ellas (y se agradece). Por cierto, hoy hemos dejado Palencia para entrar en tierras leonesas, que no abandonaremos hasta el final del Camino del año que viene... ¡Casi nada! Ahí va el relato de la etapa...


Comienza el día...

Como de costumbre, algo antes de las ocho de la mañana, toca diana en nuestra habitación. Os vais a reír, pero esto de los relojes parece ya un auténtico cachondeo. Como sabéis, yo ya llevo un par de días sin reloj, por falta de pilas: pues bien, hoy se le ha vuelto a parar el reloj a Juanma, con la mala suerte que ha sido sobre las ocho y cuarto, de modo que no se ha dado cuenta hasta que llegó la hora de bajarse a desayunar y él estaba a medio asear, pensado en que iba sobrado de tiempo. Si vierais la cara de agobio que se le ha quedado cuando, de pensar que iba más que sobrado, ha pasado a hacer un auténtico esprint para llegar a tiempo... Para mí que son sus ronquidos los que desajustan el mecanismo relojero, juajuajuas...

Poco antes de las nueve estábamos desayunando café con pan recién tostado y zumo en el bar del albergue. El tema de conversación ha sido el frío que hemos pasado esta noche. Nos cortaron la calefacción a poco de acostarnos y hacía un frío de aúpa. Yo he dormido con calcetines y me he echado la ropa de la mochila por encima de la colcha. Espero que no aparezcan los primeros resfriados. Por cierto, que en el bar entraron las dos peregrinas alemanas que os comenté ayer y con las que hemos coincidido varias veces a lo largo de la etapa de hoy. Algunas de las fotos en las que salimos los cuatro nos las hicieron ellas.


Los primeros pueblos de hoy

Bueno, pues como viene siendo habitual, con un buen retraso, a eso de las nueve y media, iniciamos la etapa de hoy. La mañana se presenta muy fría, bastante ventosa y el cielo se va cubriendo de nubes cada vez más amenazadoras. El recorrido transcurre por caminos paralelos a la carretera comarcal, en ocasiones, por su propio arcén.

La etapa de hoy tiene tres pequeños pueblos intermedios, todos ellos en la provincia de Palencia. Del primero de ellos, Terradillos de los Templarios, a 3 km de Ledigos, únicamente destacaría su moderno albergue de peregrinos, que hemos visto anunciado varias veces... Ay, si nos hubiéramos metido en éste en lugar de en El Palomar... También vimos un simpático borrico.

Tres kilómetros más adelante, llegamos a otro pequeño pueblo: Moratinos. Son las 11 de la mañana. Aquí cabe destacar su milenaria calle Mayor, con las casas edificadas con barro y adobe, y varias bodegas con las entradas excavadas en la montaña.





Una parada necesaria

El paisaje es más bien monótono pero el recorrido se ve animado, de algún modo, por la presencia de estos pueblos. Cerca del mediodía, justo antes de cruzar el límite provincial, llegamos al último de los pueblos intermedios de hoy: San Nicolás del Real Camino. De este último pueblo palentino conocíamos la existencia del mesón Casa Barrunta, con especialidad en raciones de queso y jamón. Como el mesón se hallaba en la entrada del pueblo, decidimos realizar una visita para tomar café y té bien calentito (cómo se agradecía) mientras degustábamos una exquisita ración de queso... ¡Riquísima! El lugar estaba ornamentado con apeos de labranza, lo que le confería un aspecto singular.

En este mismo pueblo, tras dejar el mesón, entramos en el albergue de peregrinos para que nos sellaran nuestras credenciales. A poco de abandonar este pueblo llegamos al límite provincial entre Palencia y León, donde nos hicimos varias fotos. Pasaban algunos minutos de las doce y media y ya divisábamos, al final de una larga recta, la población de Sahagún.




Llegada a Sahagún

A Sahagún llegamos a las dos de la tarde, luego de que el Camino dé un aparatoso rodeo para pasar por delante de una bonita ermita junto a un arroyo y un pequeño puente de piedra: es la ermita de la Virgen del puente. Aprovechamos este momento para realizar una pequeña parada antes de decidirnos a entrar en Sahagún. Por cierto, que casi me pilla una peregrina guiri cuando me recogí en la parte de atrás de la ermita para aliviar una urgente necesidad...

Ya en Sahagún, tras sellar las credenciales en un albergue de peregrinos (que estaba a punto de cerrar, porque eran las dos) dejamos nuestras cosas en el hostal (muy céntrico y acogedor, por cierto), y buscamos un lugar para comer. Nos decidimos por un cercano restaurante medieval que nos complació tanto, que por la noche también repetimos para la cena. Por supuesto, comimos bien y ambas comidas fueron rematadas por sus correspondientes cremitas de orujo, para desesperación de algún@ peregrin@ que yo me sé, jejeje...


Tarde-noche monumental

Qué tranquilidad da llegar a tu destino para la hora de comer. Nos encontrábamos por delante con toda una tarde libre para descansar o recorrer la villa, a nuestro gusto. Decidimos echarnos una buena siesta para recuperar nuestros maltrechos pies (aunque hoy no fue tan duro como otras veces), y a eso de las siete quedamos para recorrer el pueblo.

Sahagún es una auténtica preciosidad. Hay bellos monumentos por todas partes. Se la conoce como la capital del románico pobre, porque en sus construcciones se usaba barro en vez de piedra. Destacan sus iglesias con aspecto mudéjar construidas mayoritariamente con ladrillo (San Tirso, Trinidad y San Lorenzo) o los restos del Monasterio y Arco de San Benito. Junto a este último había un curioso monumento dedicado al peregrino, que simbolizaba la mitad del Camino de Roncesvalles a Santiago. Es curioso, pero es la tercera vez en estos días que vemos un mojón que representa el ecuador del Camino (supongo que será porque existen trazados principales y alternativos y el kilometraje varía de unos a otros).

El cielo está completamente cubierto y en ocasiones, chispeando. Como vamos muy bien de tiempo, decidimos relajarnos tomándonos unas buenas cervecitas en un pub irlandés. Pero antes hubo tiempo para visitar la Plaza Mayor de la villa donde un niño que estaba jugando al fútbol nos hizo una foto de grupo, junto al quiosco de la música.

Como ya dije antes, la cena la hicimos en el mismo restaurante medieval que la comida, hacia las nueve de la noche. Después regresamos al pub anterior, para culminar la jornada con unos soberbios pelotazos. Debió de llover mientras cenábamos porque las calles estaban mojadas. Cuando regresamos al hotel, vimos el ordenador encendido y no pudimos resistir la tentación de colgaros un mensaje "en directo".


Mañana, otra etapa corta

Y mañana, pues más de lo mismo, o eso parece. 18 kilómetros llanos hasta el pequeño pueblo de El Burgo Ranero, o sea, La villa de las ranas. ¿Veremos alguna? Mañana os lo cuento. ¡Buen Camino!


Videomontaje fotográfico de la etapa
(música de Era "Mother"):





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Otras entradas del blog relacionadas con esta etapa:

Crónica desde Sahagún

Crónica desde Sahagún



¡Hola peregrinos!

Hoy os escribimos desde Sahagún, ya en la provincia de León, adonde hemos llegado esta tarde tras una corta etapa de 16 km. Nos hemos encontrado con un gélido viento muy molesto que nos ha acompañado toda la etapa, pero al menos no nos ha llovido.

Sahagún es una villa muy bonita, lugar de encuentro de tres culturas, con varias iglesias y restos monumentales muy chulos. Os dejamos alguna foto de lo que ha sido la jornada de hoy.

Mañana nos vamos a un pueblo muy pequeño llamado El Burgo Ranero, en otra etapa llana y corta de 18 km.

¡Buen Camino!